El 134

 

   Era una noche tan oscura y escalofriante. No había ninguna luz que se pudiera reflejar en algún vidrio de las ventanas de las casas ni los focos de luz estaban prendidos. Solo una muy pequeña que se veía en una lejana esquina. Seguramente se preguntarán... ¿Qué es lo que hacía un chico como yo parado en medio de una oscura calle y en una hora tan avanzada? Yo en realidad estaba esperando el bondi que me llevaría directamente a mi casa, era de color blanco y verde de la línea 134, una muy extraña,  del que se han contado historias que a la gente le ocurrió.

    Ya llevaba esperando más de treinta y dos minutos. Estaba totalmente cansado porque en  todo el día había estado buscando una maldita carnicería para realizar los mandados que mi madre me pidió.

    A lo lejos se podía observar el autobús acercándose. Subí y vi que el conductor era amigo de mi padre, él no le caía bien a nadie debido a su rara actitud, cambiaba su ánimo en tan sólo un minuto. En el autobús había aproximadamente 25 personas, sólo sobraba un asiento y en él me senté.

    El viaje ya estaba por terminar y nadie había bajado. Me dormí tan sólo por un interminable minuto. Cuando desperté no había nadie en el colectivo solo el chofer y yo, confuso por lo sucedido le pedí al conductor que me explicara lo que había pasado, pero él no me respondió, entonces le pregunté de nuevo y no me dio ninguna respuesta. Lleno de una gran ira le dije:

- ¡deténgase! .

- jamás podré.-Me respondió el chofer